Otorrinolaringología
Los audífonos protegen frente a la demencia en personas con problemas auditivos
Un estudio publicado en de «The Lancet Public Health» realizado en más de 400.000 personas sugiere que aquellos que experimentan pérdida auditiva y no usan audífonos pueden tener un mayor riesgo de demencia que las personas sin pérdida auditiva. Según el trabajo, aquellas personas que usaban audífonos no parecían tener un mayor riesgo de demencia.
Después de ajustar por otros factores, el análisis sugiere un riesgo de demencia del 1,7 % en personas con pérdida auditiva que no usan audífonos, en comparación con el 1,2 % entre las personas sin pérdida auditiva o que experimentan pérdida auditiva pero usan audífonos.
En 2020, un estudio de la Comisión Lancet estimó que la pérdida de audición se asocia al 8 % de los casos de demencia en el mundo. Ahora, los resultados de este trabajo resaltan la necesidad urgente de introducir audífonos de forma precoz cuando alguien empieza a experimentar problemas auditivos.
¿Cuáles son los primeros síntomas de la pérdida de audición?
Una persona con pérdida auditiva que utiliza audífonos puede mantener su calidad de vida intacta
La pérdida auditiva debida a la edad, que es la más habitual, suele manifestarse de una manera gradual, por lo que la persona tarda en ser consciente de lo que le está sucediendo.
Muchas veces son terceras personas (la pareja, los hijos o los amigos…), los que alertan a la persona de que algo pasa.
Existen algunos indicios claros de que estamos perdiendo audición, como por ejemplo:
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Subir el volumen de la televisión
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Pedir a nuestros interlocutores que nos repitan lo que acaban de decir
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Sentir incomodidad en entornos ruidosos como pueden ser los restaurantes o en conversaciones en grupo, como una comida familiar
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No oír bien si nos hablan por detrás
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Empezar a aislarnos y dejar de practicar actividades que antes nos gustaban
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Descuidar las relaciones sociales porque nos incomodan
La Importancia de la Detección y Tratamiento Temprano de la Pérdida Auditiva
Resumen:
La pérdida auditiva es una patología presente en todas las edades, países y estratos sociales, la cual según métricas está en ascenso, Costa Rica posee una población que está envejeciendo, por lo cual este artículo enfatizará la importancia de una detección temprana de la pérdida auditiva en todas las edades para una detección y tratamiento oportuno, reduciendo costos de salud y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Fisiología Básica y Clasificación de la Pérdida Auditiva
La audición normal involucra la llegada de ondas acústicas a la aurícula, pasando a través del conducto auditivo externo para vibrar la membrana timpánica, estas son transducidas a energía mecánica a través del sistema osicular hasta llegar a la cóclea, subsecuentemente las células ciliadas que yacen dentro de la cóclea estimulan al octavo par craneal para transferir el estímulo para ser interpretado, al entender este sistema podemos clasificar la pérdida auditiva como conductiva, neurosensorial o mixta.
La pérdida auditiva conductiva ocurre cuando hay una disrupción de la transmisión de ondas acústicas hasta la cóclea, como por ejemplo la impactación de cerumen, otitis externa o efusión del oído medio, por nombrar algunos. La pérdida auditiva neurosensorial es el resultado de alteraciones en la transmisión a nivel de la cóclea o posterior a la misma, como, por ejemplo, disfunción de las células ciliadas o del octavo par craneal y si se comprometen ambos mecanismos es clasificable como pérdida auditiva mixta.
Prevención Primaria
Se estima que el 50% de las pérdidas auditivas pueden ser prevenidas o atenuadas. En la prevención primaria están los síndromes genéticos, los cuales se pueden prevenir al evitar matrimonios consanguíneos o bien pruebas genéticas, pero solo ante historia familiar notoria de pérdida auditiva, luego está la vacunación, sobre todo contra la rubeola congénita, se estima que la rubeola congénita es responsable del 40% de los casos de hipoacusia profunda, pero siempre hay que vigilar por cualquier infección.
Luego está evitar el uso de medicamentos ototóxicos, los más comúnmente utilizados son los aminoglucósidos, estos deben ser utilizados cuando no hay más alternativas y, por último, reducir la contaminación sónica, sobre todo en el ámbito ocupacional y en los dispositivos de entretenimiento, se deben hacer campañas enfatizando la importancia de reducir la contaminación sónica.